¿-Estás llorando?- me decía mientras flotaba, ahí, entre las aguas saladas.
-¿De verdad lo estás haciendo? Esas son lágrimas de reptil- me decía, mientras hacia “la plancha” en mi cuarto, que ya era casi una pelopincho.
-¿Estás pensando? Está mal que lo hagas. Pero que no lo hagas también.- me decía, mientras hacía una mortal y me salpicaba, haciendo burbujas con sus gruñidos, queriendo triunfar, auto coronarse.
-Está mal que no quieras, y que quieras también.- me decía mientras yo, parada hacía equilibrio sobre mi escritorio francés que flotaba.
miércoles, 14 de octubre de 2009
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