sábado, 6 de noviembre de 2010

Le muestro las montañas a mis amigas de Buenos Aires vamos subiendo y no me doy cuenta que ya casi estamos en la cima. Las chicas me avisan que de arriba sale humo, corremos. El humo es negro y por la barranca en contra nuestro viene una manada de unicornios blancos, hay uno gris. Yo me subo a ese, ni por destacarme ni porque me da pena, puro instinto animal. Mientras corremos las alas de el se vuelven mis alas, y ya no se que es gris y que es color piel, que es pelo y que es crin. Corro en cuatro patas, por momentos soy consiente de eso.

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