Con mis primas siempre nos preguntamos dónde mueren los pájaros. En la ciudades, debería haber palomas y gorriones por cada tres baldosas. Y no. ¿Tendrán un lugar al que van todos a morir? Yo estoy segura que no hay tantos perros ni gatos como pájaros para que se los coman a todos. Siempre que comento esto afuera de mi círculo familiar saltan las opiniones por todas partes, en voz fuerte, des autorizándome.
En Estados Unidos los pájaros se murieron de miedo. Escucharon los fuegos artificiales, las bombas por un dólar y cayeron petrificados. Me dieron ganas de darles agua con azúcar.
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